
Las joyas de Corbán
El seminario alberga un laboratorio del siglo XIX, cuyos aparatos, perfectamente conservados, serán catalogados por la Universidad para mostrarlos al público
ROSA M. RUIZ/SANTANDER
La colección de animales despierta gran admiración. / BRUNO MORENO
Ubicación en un lugar privilegiado Biblioteca y lugar de estudio Sala de Cantabria
La biblioteca, guardiana del saber
Un laboratorio en casa
Estudio de la electricidad
Fuente para realizar experimentos
Noticias de Cantabria
El Seminario de Monte Corbán conserva en su interior innumerables tesoros con un valor que va mucho más allá de lo económico. Una de estas joyas es su laboratorio científico, una instalación del siglo XIX que se ubica en una de las partes más desconocidas del edificio: justo encima del claustro pequeño. Se divide en dos partes. Una de ellas, dedicada a la Biología, alberga una impresionante colección de animales disecados que no deja indiferente a los que la contemplan. En las antiguas vitrinas de madera se pueden contemplar reptiles, aves y mamíferos de todo tipo. Una serpiente de dos cabezas conservada en formol, un canguro, mariposas y el cocodrilo rodeado de tortugas son las piezas que más admiración despiertan. Junto a ellas también se puede contemplar un esqueleto humano no exento de leyenda. «Es de una niña francesa», cuentan los seminaristas, aunque no pueden precisar más detalles sobre cómo llegó hasta ahí.También explican que algunos de estos animalitos, sobre todo el armadillo, desaparece durante algunas horas de su vitrina. Justo el tiempo de gastar una broma a alguno de los nuevos que se encuentra a este mamífero entre sus sábanas ante las carcajadas de los compañeros.Esta colección única compitió durante un tiempo con la de la Universidad Pontificia de Comillas. Por ello los rectores de Corbán encargaban a los antiguos discípulos que predicaban como misioneros por el mundo que enviasen nuevos ejemplares y así poder ganar a la de la Villa de los Arzobispos. FísicaEl estudio de la Física ocupa la otra parte del laboratorio. Todavía hoy se conservan en buen estado gran número de aparatos que han despertado el interés de los investigadores de la Universidad de Cantabria. Aseguran que su valor es incalculable, que muchas de las piezas todavía pueden utilizarse para realizar mediciones y que hoy en día cuesta mucho localizarlas por su antigüedad.El profesor Julio Güemez, del Aula de la Ciencia de la Universidad, ya ha realizado un catálogo provisional de estos aparatos. Aunque todavía se desconocen los planes de la institución académica y del Obispado de Santander, parece que se puede trasladar esta colección a otra estancia del edificio más cercana a la puerta de entrada para que en un futuro pueda ser visitada por el público.Un poco de historiaEl obispo Vicente Calvo y Valero fue el responsable de la creación de este laboratorio. Llegó a Santander en 1876 dispuesto a revolucionar el seminario y vaya si lo consiguió. Con 250.000 pesetas renovó todo el edificio de arriba abajo. Compró tribunas, puertas, bancos y pupitres de cerro. También adquirió mesas de mármol y amplió los dormitorios. Pero su gran obra, como explica el sacerdote Francisco Odriozola, fue la adquisición de lo que entonces se llamó Gabinete de las Ciencias Físicas y Naturales. En realidad fue el profesor Emilio Marquina quien le convenció de la importancia de esta instalación. No le costó mucho. Todas las piezas se adquirieron en París, en la Casa Tramond, y tras la inauguración levantó tanta expectación que hasta el Papa León XIII envió una carta al obispo para felicitarle por esta obra.
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